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La primera microrred comunitaria de Puerto Rico está lista para conectarse

El proyecto en Adjuntas es un ejemplo de cómo los puertorriqueños están ideando sus propias alternativas al frágil sistema eléctrico de la isla.
By Maria Gallucci

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Trabajadores instalan paneles solares en un techo en Adjuntas, Puerto Rico. (Ricardo Arduengo/Honnold Foundation)

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Traducción por Maria Virginia Olano

Después de que el huracán María azotara a Puerto Rico en 2017, casi destruyendo el sistema eléctrico de la isla, los residentes de la ciudad montañosa de Adjuntas idearon un plan novedoso para resguardar su futuro energético. Pequeñas tiendas cerca de la plaza central pondrían paneles solares en los techos, pero en lugar de utilizar la energía directamente, la almacenarían en un banco de baterías comunales, con cables y sistemas informáticos conectando los dispositivos, actuando como si fueran una pequeña empresa de servicios públicos.

Ahora, más de cinco años después, la microrred” de Adjuntas está casi lista para su lanzamiento.

El proyecto se ha convertido en un ejemplo de alto perfil en Puerto Rico de cómo los residentes están ideando sus propias soluciones frente a un sistema eléctrico que sigue siendo frágil y depende en gran medida de combustibles fósiles importados. Si la red principal de la isla vuelve a fallar, como sucedió durante muchos meses después del huracán María, las tiendas en Adjuntas podrán permanecer abiertas, sin tener que utilizar costosos y contaminantes generadores de diesel. Los vecinos podrán comprar alimentos y cargar dispositivos electrónicos, y tendrán un lugar para refrigerar medicamentos esenciales como la insulina después de un desastre o apagón.

En las últimas semanas, los técnicos terminaron de instalar el sistema de batería con capacidad de 1 megavatio-hora, que unirá 14 negocios y dos edificios de apartamentos que rodean la plaza central. La microrred de Adjuntas se está sometiendo actualmente a pruebas para asegurarse de que pueda extraer, almacenar y distribuir correctamente los más de 200 kilovatios de energía de los paneles solares.

Esto es algo de lo que podemos sentirnos extremadamente orgullosos”, dijo Arturo Massol Deyá, director ejecutivo de Casa Pueblo, la organización comunitaria que encabeza la iniciativa.

El sábado, Casa Pueblo organizará una marcha para conmemorar el lanzamiento de la microrred y urgir a los líderes a desarrollar proyectos similares en todo el territorio. Se unirán al desfile miembros de la Fundación Honnold, que ha invertido alrededor de $2 millones de dólares en la microrred, y los ingenieros que trabajaron en el proyecto, incluidos algunos de la Universidad de Puerto Rico del campus de Mayagüez y el Laboratorio Nacional de Oak Ridge en Tennessee.

Queremos celebrar nuestro logro de una manera que abogue por la seguridad energética para todos en Puerto Rico, no solo en Adjuntas”, dijo Massol Deyá a Canary Media. La energía debe estar en manos de la gente y de la propia comunidad”.

Adjuntas es un pueblo tranquilo en las montañas de Puerto Rico. (Isabela Zawistowska/Fundación Honnold)

La microrred es parte de un mayor esfuerzo para garantizar que más de los 3,2 millones de habitantes de la isla puedan acceder a los beneficios de proyectos de energía renovable y confiable, particularmente dadas las dificultades del sistema centralizado.

A pesar de los miles de millones de dólares en ayuda federal después de María y años de trabajo de reparación, la red de Puerto Rico continúa experimentando cortes frecuentes y picos de voltaje dañinos. La decisión del gobierno de poner empresas privadas a cargo de operar el sistema de transmisión y distribución y de las centrales eléctricas de la isla ha hecho poco para mejorar las operaciones o frenar el aumento de los costos de electricidad.

En respuesta, los puertorriqueños han instalado al menos 55,000 paneles solares con baterías de respaldo en casas, tiendas, hospitales y estaciones de bomberos. Esta tecnología ha demostrado ser un salvavidas. En septiembre del año pasado, después de que el huracán Fiona azotara a Puerto Rico, todos los clientes de servicios públicos inicialmente se quedaron sin electricidad. Pero aquellos con paneles solares y baterías pudieron operar dispositivos médicos cruciales y redes de comunicaciones después de la tormenta.

Pero muchos puertorriqueños no pueden costear la instalación de sus propios sistemas o no pueden acomodar los equipos necesarios en sus hogares y tiendas.

Una forma de cerrar la brecha entre quienes tienen acceso a energía solar y quienes no, es desarrollando plantas de energía virtuales” (o VPPs), que conectan de forma remota muchas instalaciones dispersas. Sunrun ha comenzado a desarrollar la primera VPP de la isla: un sistema de 17 megavatios compuesto por 7000 unidades de energía solar y baterías. El objetivo es inyectar electricidad limpia en la red principal para ayudar a reducir las interrupciones y fluctuaciones de energía, mejorando el servicio para la población en general.

Las microrredes comunitarias ofrecen otra solución. Los paneles solares y las baterías se distribuyen entre los edificios y se interconectan mediante programas de software y controles electrónicos. Juntas, las unidades pueden conectarse a la red principal, suministrando electricidad o aprovechando la energía del servicio público cuando todo funciona bien. Pero crucialmente, una microrred puede separarse y operar de forma independiente cuando hay interrupciones. Junto con Adjuntas, las comunidades de Maricao, CailesCastañer también tienen o están construyendo microrredes.

Superando contratiempos y escepticismo frente a la primera microrred de su tipo

Adjuntas se encuentra en lo alto de la cordillera central de Puerto Rico, con calles estrechas y empinadas que conducen a la plaza central. Su remota ubicación y desafiante terreno han hecho que a menudo la ciudad sea uno de los últimos lugares en recuperar energía central después de un desastre. Después de las inundaciones históricas y deslizamientos causados por el huracán Fiona, algunas casas en Adjuntas pasaron un mes sin electricidad.

La nueva microrred tiene la intención de solucionar los problemas causados por dicho aislamiento y proteger al menos parte de la ciudad frente a futuros apagones. 

Ha sido un torbellino”, dijo Cynthia Arellano, gerente de proyectos de la Fundación Honnold, sobre la iniciativa Adjuntas.

Un trabajador instala paneles solares en el techo de Lucy’s Pizza en Adjuntas, Puerto Rico. (Ricardo Arduengo/Honnold Foundation)

Desde 2019, cuando el proyecto comenzó oficialmente, los participantes han afrontado varios contratiempos. Una serie de terremotos en enero de 2020 causó daños en la región y no mucho después, la pandemia de Covid-19 transformó la vida cotidiana e interrumpió las cadenas globales de suministro. La escasez de chips semiconductores de China retrasó la instalación de las baterías de almacenamiento en Adjuntas en casi seis meses.

Al mismo tiempo, los primeros proponentes de la microrred tuvieron que convencer a los propietarios de negocios locales escépticos o desinteresados​de que valdría la pena unirse a una nueva iniciativa.

Finalmente, 16 participantes formaron la Asociación Comunitaria de Energía Solar Adjunteña, o ACESA, para administrar la microrred. Sus miembros incluyen una pizzería, panadería, farmacia, ferretería y una iglesia. Todos pagan una tarifa fija mensual por la electricidad solar que consumen, y el grupo utiliza el dinero para cubrir los costos de operación y mantenimiento del sistema. Las tarifas también ayudarán a familias de bajos ingresos y a tiendas rurales a instalar sus propios paneles solares y baterías en el futuro.

Ángel Gustavo Irizarry, presidente de ACESA, dijo que los miembros empezarán pagando 25 centavos por kilovatio-hora (kWh) de electricidad. Una tarifa menor a los 27.53 centavos/​kWh que pagan los clientes comerciales por la electricidad de servicios públicos, según las más recientes cifras de la Administración de Información de Energía de EE. UU. Pero además, los participantes de la microrred no tendrán que preocuparse por recargos adicionales cada vez que los costos de importación de petróleo y gas para las centrales eléctricas se disparen.

Completar el proyecto será una bendición para los comerciantes, para nuestro personal y para el pueblo al que servimos”, dijo Irizarry, quien también es dueño de Lucy’s Pizza, un restaurante en la plaza principal.

Un hogar de personas mayores en Adjuntas, Puerto Rico, tiene paneles solares en su techo y una batería de respaldo. (Fabio Andrade/UPRM)

El modelo de propiedad comunitaria no es el único aspecto único del proyecto. La microrred de 1 megavatio-hora también incluye una tecnología novedosa que puede conectar digitalmente los paneles solares y las baterías.

Los expertos del Laboratorio Nacional de Oak Ridge están desarrollando una herramienta de orquestador” para mantener el funcionamiento del sistema durante una interrupción prolongada de la red. El proyecto Adjuntas técnicamente incluye dos microrredes más pequeñas, con baterías divididas entre dos contenedores de almacenamiento en lados opuestos de la plaza. La herramienta de orquestador permitirá que ambos sistemas funcionen en conjunto, compartiendo información y determinando el flujo de energía entre ellos según sea necesario.

Si hay daños en una o incluso en ambas microrredes, podrían seguir operando al menos en cierta capacidad y aún podrían proporcionar energía de respaldo”, dijo Ben Ollis, un ingeniero de Oak Ridge que lidera el proyecto con su colega Max Ferrari.

Los proyectos de energía a mayor escala en los EE. UU. continentales utilizan herramientas similares, llamados sistemas de gestión de recursos de energía distribuidos, para controlar y coordinar paneles solares, baterías y generadores fósiles de respaldo a través de la red eléctrica. Ollis dijo que el orquestador de su laboratorio es el primero que está diseñado para operar a un nivel localizado mucho más pequeño.

Esta va a ser nuestra prueba de concepto”, dijo. Estamos tratando de diseñarlo de tal manera que pueda expandirse a cualquier número de microrredes” en Adjuntas y más allá.

El equipo de Oak Ridge recibió una subvención de 3,8 millones de dólares del Departamento de Energía de EE. UU. para la herramienta de orquestador, que seguirán desarrollando hasta que la subvención expire el próximo año. Arellano de la Fundación Honnold dijo que su organización también seguirá involucrada en Adjuntas para ayudar a mantener y evaluar la instalación.

Una vez la microrred esté en funcionamiento, la comunidad estará más preparada para enfrentar futuros desastres, dijo Massol Deyá de Casa Pueblo. No voy a decir que estamos a salvo del cambio climático”, agregó. Pero vamos a estar en una posición mucho mejor durante la próxima temporada de huracanes”.

Maria Gallucci is a senior reporter at Canary Media. She covers emerging clean energy technologies and efforts to electrify transportation and decarbonize heavy industry.